¡Santísima e inmaculada Virgen Maria Madre nuestra y potente auxilio de los cristianos! Te consagramos la mente con sus pensamientos, el corazón con sus afectos, el cuerpo con sus sentidos y todas sus fuerzas te prometemos dirigir siempre nuestras acciones a la gloria de Dios y salvación de las almas. Tu, Maria que fuiste y eres auxiliadora de los pueblos cristianos. continda, por piedad, siendo en especial en estos días. Humilla a los enemigos de nuestra santa religión y frustra sus perversas intenciones . Ilumina y fortifica a los obispos y sacerdotes.
Asimismo, excelsa Madre de Dios, te suplicamos para nosotros que nos enseñes a imitar a cristo Jesús que siempre fue obediente cuando estuvo en la tierra y hoy es obediente al padre en el cielo. que con este medio salvemos muchas almas para Dios. Maria auxiliadora, auxilio de los cristianos. Ruega por nosotros.